lunes, 19 de septiembre de 2016

SOBRE LAS TORRES VIGÍA Y DE DEFENSA

         Cuando en los albores de la Edad Moderna comenzó la colonización de los campos cercanos a las costas del Mediterráneo, hubo que abordar el problema de los continuos ataques de los corsarios berberiscos, especialmente después del asentamiento turco en Argel en 1516, que trajo como consecuencia un incremento de la actividad corsaria en las costas mediterráneas.
Los pobladores de la costa sufrían incursiones de los piratas que desembarcaban en las numerosas calas de las costas murcianas, en busca de un abrigo donde esconderse, hacer aguada, avituallarse, saquear pueblos, o apresar pescadores y campesinos para  esclavizarlos o pedir fuertes rescates a sus familiares.
Alumbres, es junto a Fuente Álamo uno de los pueblos más antiguos de la comarca de Cartagena, y al principio de su poblamiento para la explotación del alumbre, en la primera mitad del siglo XVI, los trabajadores de las minas y la fábrica del alumbre, todos los días se marchaban a pasar la noche en la ciudad, dada la inseguridad que se padecía en los campos y el temor que suscitaba la posibilidad de ser atacados y apresados por los corsarios.

Ruinas de la Torre de Navidad, en la parte de arriba del Fuerte de Navidad rehabilitado.  
Fotos: Francisco Atanasio Hernández
A finales del siglo XVI, el único asentamiento humano que había al este de Cartagena era Alumbres y en varias ocasiones sufrió el ataque de los corsarios, por lo que en principio se formalizó un sistema de vigilancia y alerta en la costa, basado fundamentalmente en las llamadas atalayas, y torres privadas donde podían guarecerse los pobladores. 
Es durante la segunda mitad del siglo XVI cuando las incursiones berberiscas se recrudecen, y se incrementa el peligro para las costas del Mediterráneo, pues suelen presentarse con mucha frecuencia y de forma inesperada, de manera que en numerosas ocasiones burlan el sistema de vigilancia y defensa. A esto hay que sumarle la  presencia de las temibles flotas de Inglaterra y Holanda en el Mediterráneo por las guerras que mantienen con la corona española desde el último tercio del siglo.
  
Hacia 1570, Felipe II encargó al ingeniero militar Juan Bautista Antonelli, un sistema defensivo que estaba fundamentado en la construcción de torres costeras, según el cual éstas permitirían avisar de la presencia de barcos enemigos en nuestras aguas y si fuese necesario defenderse de sus ataques. La mayoría de las torres vigía y de defensa se construyeron en tiempos de Felipe II.
Sin embargo, los impresionantes gastos que suponían el mantenimiento de las guerras en el continente europeo, reducía las posibilidades de atender debidamente el necesario fortalecimiento de la seguridad en las costas mediterráneas, por lo que parece que con la buena voluntad de la corona no fue suficiente y para costear las construcciones se aplicaba un tributo temporal, a ciertos productos como la carne, el pescado, o los pastos, además, en colaboración con las ciudades y los dueños de las explotaciones mineras y agrícolas se construyeron las torres rurales y casas fuertes privadas, principalmente costeadas por los dueños de los terrenos.

Antes que nada, hay que decir que en el sistema defensivo que se estableció, tanto costero como post-litoral, es preciso distinguir entre torres costeras, atalayas, torres rurales y casas fuertes.
Primero fueron las atalayas que eran lugares altos, desde donde se dominaban grandes espacios para poder avistar al enemigo y alertar a los campesinos y pueblos cercanos por medio de ahumadas si era de día y hogueras si era de noche, para que los pobladores, agricultores y pastores, buscaran protección en la torre más cercana. Solía haber dos o tres guardas en cada una de ellas, aunque a veces el Concejo las retiraba por diferentes razones, y para resguardarse de las inclemencias del tiempo seguramente construirían rústicos cobertizos con ramas y troncos, o aprovechaban algún saliente o concavidad natural, ya que no consta que se realizaran construcciones de mampostería.
Alfonso Grandal en su obra ofrece un mapa en el que señala varias atalayas en la comarca: Cabo de Palos, Juncos, Moscas (Calblanque), El Gorguel, Escombreras (Aguilones), San Julián, La Atalaya, Cabezo Ventura, la Torre del Albujón, El Pericón.
En la ciudad también se disponía de guardas de campanario, que tenían como función tocar a rebato en cuanto localizaran una señal de alarma.
Alfonso Grandal López. Los siglos XVI y XVII, Pág. 170
Las torres costeras eran construcciones vigía y defensivas a la vez, planificadas por el Estado y disponían de guarnición armada, un alcaide, dos o tres torreros al menos, y entre una y  tres piezas de artillería. Las torres tenían diferentes formas, unas eran de planta cuadrada, otras circulares y también las había de planta hexagonal. Se construían sobre una base elevada y solían tener tres cuerpos, el inferior estaba macizado, y en el segundo cuerpo se disponía la puerta de entrada para lo que había que utilizar una escala, luego en el interior había una aljibe, habitación para alcaide y torreros y una escalera de caracol para acceder al piso superior y a la terraza. Las plantas eran abovedadas, y en la superior que disponía de parapeto se situaban los cañones.
De las torres costeras del entorno se pueden mencionar, La Encañizada, de planta circular; la Torre del Estacio o de San Miguel, de planta circular, en su lugar se levantó el faro actual; Cabo de Palos o de San Antonio, de planta hexagonal, fue sustituida por el faro que lleva su nombre en la segunda mitad del siglo XIX; Torre de Portmán o de San Gil, de planta circular, también fue sustituida por el faro actual; Torre de Navidad de planta hexagonal, solo quedan restos (aunque hay dudas de que alguna vez se acabara su construcción); Torre de la Azohía o de Santa Elena de planta hexagonal.
Torre del Negro-cerca de los Urrutias. Foto: Francisco Atanasio Hernández
Las torres rurales y casas fuertes post-litorales tenían la misma misión que las costeras, es decir, en caso de necesidad servían de refugio a los pobladores de los campos, la diferencia estriba en que eran de propiedad particular, y por lo tanto estaban construidas en terrenos privados para guarecer a los empleados de la hacienda. La Torre del Rame (se conserva); La Torre del Negro cerca de Los Urrutias (aún está en pie); La Torre de Nicolás Pérez en Perín (desaparecida), algunos autores las consideran casas fuertes seguramente con muy buen criterio, dada la importancia de las construcciones señoriales. Sin embargo, la Torre del Moro en Cuesta Blanca (está medio derruida), es un ejemplo de torre rural solitaria en medio del campo, que quizás denota menos poder económico de los propietarios, a la que habría que sumarle otras como la Torre Rubia, en Los Molinos Marfagones (todavía se puede ver adosada a viviendas más modernas); las dos de Antón García cerca de Portmán (desaparecidas); dos de Borrás cerca del Carmolí (desaparecidas); la de Fernando del Castillo en El Garbanzal (desaparecida), y la del regidor Lope Giner en Alumbres (desaparecida), que en opinión de Gómez Vizcaíno y Munuera Navarro, a partir de 1590, aproximadamente, el Concejo de Cartagena se hizo cargo de la seguridad de sus habitantes, que hasta entonces había sido responsabilidad de los veedores de los marqueses de Villena y Vélez.
 De noviembre de 1568 lleva fecha el “Expediente sobre requerimiento hecho por el Concejo a Melchor de Herrera para que pague la mitad del salario de ciertos guardas de la costa”. Concretamente se le reclamaba el pago de la mitad de los salarios de los guardas de Trapajuar, por los servicios prestados en las propiedades mineras del Marqués de Villena, de las que Melchor de Herrera era su veedor.
Torre del Moro en medio del campo, entre Cuesta Blanca y Perín. Foto: Francisco Atanasio Hernández
En Alumbres hubo dos torres más, además de la mencionada anteriormente, situadas en la explotación minera de Los Alumbres Nuevos, pues Gómez Vizcaíno y Munuera Navarro así lo afirman, y además, en el Memorial de 1599, del Regidor Procurador y Comisario General, Diego Martín Cifuentes, se habla de las torres en plural “En el lugar de Alumbres, que está en este término, en el tiempo que andaba la fábrica de las haciendas de alumbres que allí están, los vecinos estaban acomodados, seguros de los moros porque el Marqués de Villena y Dª. María de Mendoza cuya es la fábrica ponían los guardas necesarios y tenían reparadas y en defensa las torres del dicho lugar…”
Tengo que añadir un dato más que reafirma lo dicho sobre las torres de Alumbres, y una aclaración. Sobre lo primero, es que, Alfonso  Grandal y Cayetano Tornel, en su trabajo aportan un escrito del cabildo de 15-IX-1601 que dice así “Aparte de los vecinos de la ciudad propiamente dichos, el Concejo tenía igualmente bajo su responsabilidad la organización de la defensa del poblado de Alumbres, donde generalmente se mandaba a un sobreguarda con el aviso de que se metieran de noche en las torres existentes, o bien, que vinieran a la ciudad”. La aclaración que menciono se refiere a que el nombre del regidor Lope Giner, que es el mismo que lleva una de las torres de Alumbres, es mencionado por Francisco Velasco en el cabildo extraordinario de 22 de agosto de 1637, por lo tanto esta torre debió de ser construida, como mínimo después de 1601, pues la coincidencia del nombre del regidor y el de la torre induce a sospechar que ambos son contemporáneos, por lo tanto debieron de haber primero dos torres y más tarde solo una, la de Lope Giner.
Gómez Vizcaíno y Munuera Navarro afirman que los regidores repartían las tierras, y que generalmente lo hacían entre ellos mismos, por lo que no debe de extrañar, que además de la torre de Alumbres, como se ha dicho, la del Rame, la del Negro, o la de Nicolás Pérez, por ejemplo, fuesen propiedad de regidores, Diego Bienvengud, Juan Giner y Nicolás Pérez respectivamente.

            La ciudad estaba amurallada aunque también hay que decir, sin entrar en detalle, que muy deficientemente, y dentro de ella el castillo era el lugar destinado a guarecerse la población en caso de que fuese asaltada. Los vecinos tenían la obligación de hacer guardias y cumplir con otras tareas militares cuando fuesen requeridos para ello, así como acudir a los rebatos, pero a veces se negaban y había que retrasarlo o suspenderlo, y en los campos, en épocas de siembra y recolección la gente se negaba a pernoctar en la ciudad desoyendo las recomendaciones.

Las correrías de los piratas en la costa de la comarca afectaban principalmente a la zona de levante, pues desembarcaban en Cabo de Palos, Calblanque, Portmán, y el Gorguel, por ser una zona casi deshabitada, y disponer de lugares en la costa donde cobijarse y ocultarse para acechar presas fáciles, o realizar peligrosas incursiones de rapiña por los campos, donde siempre podrían encontrarse con campesinos indefensos que apresar, y Alumbres, que era por entonces el único lugar habitado al este de Cartagena sufrió las consecuencias en varias ocasiones, lo cual suponía un obstáculo para las actividades económicas y la repoblación de los campos.
En junio de 1558, desembarcaron en Cabo de Palos 500 corsarios de la dotación de ocho galeotas, y llegaron hasta Alumbres saqueando y capturando a toda la población.
Después, en 1561, una flota de 26 barcos con 1800 turcos intentaron asaltar el arrabal de San Roque en Cartagena, pero tuvieron que desistir de ello, porque la población estaba preparada y con refuerzos llegados de Murcia.
Faro de Cabo de Palos construido en 1864 donde estuvo la Torre Vigía y de defensa. 
Foto: Francisco Atanasio Hernández
El más peligroso y temido de los corsarios fue el conocido Morato Arraez del que Alfonso Grandal dice que “Parece sentir cierta predilección por esta costa y en particular por Portmán. De hecho, una de las causas de peso alegadas en 1591 para construir allí cuanto antes una torre de defensa, es que por entonces, era éste su puerto favorito para hacer aguadas y protegerse de malos vientos, llegando una vez a permanecer allí ocho días seguidos. La más sonada de sus visitas tuvo lugar entre los diez días y trece de octubre de 1587, durante los cuales, con ocho galeotas, y unos 500 hombres en tierra, mantuvo en jaque tanto a la ciudad como a los refuerzos llegados de Murcia, hasta ser puestos en fuga por la llegada de las galeras”. En diciembre del mismo año, un regidor lo expresaba así en cabildo “el dicho Morato Arraez en días pasados llegó a la costa, al puerto que dizen Porman y estuvo dos días con gente en tierra y se desvergonço a correr por el campo donde nunca an llegado moros de día”.
Es memorable la campaña en 1602 desarrollada por las costas de Málaga, Mazarrón y Cartagena, apropiándose y capturando todo lo que fuese de utilidad para el incremento de su fortuna y de su fama. La Torre de Cope fue víctima propicia, en cuya aventura fueron capturados 56 lorquinos y sus dos capitanes, los regidores Juan Felices Quiñones y Luis Felices de Ureta. Los esfuerzos por rescatarlos posteriormente en Escombreras dieron pobres resultados, pues sólo se consiguió liberar a 5 de ellos.
Pirata en el muelle de Cabo de Palos. Foto: Francisco Atanasio Hernández
Las torres de defensa fueron destruidas varias veces por los piratas, que veían en ellas un impedimento para los ataques sorpresa con los que solían dar sus dañinos y más lucrativos golpes. Desde las torres costeras, no solo alertaban a otras que repetían la alarma y a los pobladores del interior, sino que además impedían con sus cañones el cómodo desembarco en los lugares que más les convenía, pues se exponían a ser alcanzados por los disparos desde la terraza de las torres.
El 3 de agosto de 1637 los piratas asaltaron Calpe apresando a 400 vecinos, y el 22 del mismo mes se notificaba al Concejo de Cartagena que estaban atacando la torre de Cabo de Palos, con el resultado de su destrucción y la muerte de su dotación, ensañándose en especial con su alcaide que fue maniatado, arcabuceado y quemado. Al parecer este acto de barbarie fue la respuesta que los corsarios dieron a la ejecución de su capitán días antes en Orihuela. El barco pirata había embarrancado y su capitán rendido fue maniatado, arcabuceado y después quemado, por lo que se deduce que los moros aplicaron el ojo por ojo, al menos en este caso.
Después de la destrucción de la torre de Cabo de Palos le tocó el turno a la del Estacio.

Hay un escrito publicado por algunos autores, entre los que destaca Federico Casal, según el cual se trata de un documento protocolario, correspondiente a la colocación de la primera piedra de la torre vigía de Portmán, y que el profesor José María Rubio Paredes lo califica de “…inaudito en este siglo…” (pág. 107). La verdad, es que el mencionado documento no ofrece muchas garantías para la época que se trata, que por otra parte lo repiten autores como Asensio Sáez y José A. Lorenzo Solano, sólo que además, ambos equivocan la fecha y en lugar de 1596 ponen 1556. No obstante, he decidido transcribirlo para que otros, lectores, curiosos y entendidos, puedan hacerse una idea y juzgar por sí mismos.
Faro de Portmán construido en 1865 en la Punta de La Chapa, en el lugar donde estuvo la torre vigía y de defensa.
  Foto: Francisco Atanasio Hernández
Torre Vigía de Portmán: (texto del libro de José A. Lorenzo Solano. pág. 39)
Transcrito del libro de Asensio Sáez “Libro de La Unión” Biografía de una Ciudad alucinante 1977 pg. 38-39.
Documento del siglo XVI, en tiempos de Los Austrias- Felipe II
“Estando en el puerto de PORTMAN, término y jurisdicción de Cartagena, en la parte y lugar donde está señalado el sitio de la torre que se ha de hacer en el puerto, para impedir que puedan entrar en él los navíos de los enemigos, en 9 días de septiembre de 1556 años, el Sr. Lázaro Moreno, de León y Justicia Mayor de esta ciudad de Cartagena y de la de Murcia y Lorca, Adelantado y Capitán Mayor del reino, y el Marqués de Villena por S. M. y el Licenciado Cosme Martínez, Alcalde mayor de esta ciudad de Cartagena, y el doctor Ruiz de Amarchecoa Judor, Vicario y Cura de esta ciudad, estando vestido con sobrepelliz y estola y presentes Fray Andrés de Cánovas, clérigo y administrador del hospital de ella, el dicho doctor Ruiz, conforme al manual romano, bendijo cantidad de agua que había en una bota de madera y después de haber bendecido dicha agua, dice otras oraciones conforme al dicho manual, en el sitio donde se ha de hacer la torre y asperjó con agua bendita dicha, y luego Pascual Sánchez y Alonso Xabrera, albañiles, habiendo medido el sitio en redondo que ha de tener la torre, a la parte que mira al levante echaron cantidad de mezcla de cal y arena y el dicho Señor Corregidor  echó en la dicha mezcla un real de a cuatro y otro de a ocho y un real sencillo y medio real de plata y un cuartillo, y un cuarto de maravedís y un ochavo y dos maravedises y puso sobre la dicha mezcla y monedas una piedra que fue la que dio principio a dicha torre, y los albañiles prosiguieron la obra de ella…”


Fuentes

Bibliografía consultada:

-José María Rubio Paredes. Historia de las torres vigías de la costa del Reino de Murcia (SS.XVI-XIX).
-Alfonso Grandal López. Los siglos XVI y XVII. Manual de Historia de Cartagena-varios autores.
-Cayetano Tornel Cobacho y Alfonso Grandal López. El peligro de las grandes flotas y la defensa de Cartagena entre 1580 y 1630.
-Aureliano Gómez Vizcaíno y David Munuera Navarro. El sistema defensivo de los Austrias.
-Francisco Atanasio Hernández. Alumbres algunas historias pendientes.
-Francisco Velasco Hernández. Ataque corsario a Cabo de Palos y el Estacio en 1637.
-Asensio Sáez. Libro de La Unión.
-José A. Lorenzo Solano. Portmán (Portus Magnus Romano).

Documentos
-Archivo Municipal de Cartagena. Expediente Martín Cifuentes 1599.
-Archivo Municipal de Cartagena. Expediente sobre requerimiento hecho por el Concejo a Melchor de Herrera, para que pague la mitad del salario de ciertos guardas de la costa 1578
-Alfonso Grandal López. Mapa de varias atalayas en la comarca.

Fotos
-Francisco Atanasio Hernández. Ruinas de la Torre de Navidad de Cartagena.
-Francisco Atanasio Hernández. Torre del Moro en medio del campo entre Cuesta Blanca y Perín.
-Francisco Atanasio Hernández. Torre del Negro cerca de Los Urrutias.
-Francisco Atanasio Hernández. Faro de Cabo de Palos construido en 1864 donde estuvo la torre vigía y de defensa.
-Francisco Atanasio Hernández. Pirata en el puerto de Cabo de Palos (estuvo un tiempo y luego lo retiraron).
-Francisco Atanasio Hernández. Faro de Portman construido en 1865 donde estuvo la torre vigía y de defensa.

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